Vampiros en mito e historia

 

Los mitos del vampirismo existen desde hace miles de años y aparecen en casi todas las culturas del mundo. Su variedad es casi ilimitada; desde los monstruos de ojos rojos con pelo verde o rosado en China a la Lamia griega, que tiene  la parte de arriba del cuerpo de una mujer y la de debajo de una serpiente alada; de zorras vampiras de Japón a la cabeza con entrañas que la transportan conocida como Penanggalang en Malasia.

Sin embargo, los vampiros con los que estamos familiarizados hoy en día, aunque mutados por la literatura de ficción y el cine, están muy basados en los mitos de Europa oriental. Los mitos de vampirismo europeos se originaron en el Lejano Oriente, y fueron transportados de lugares como China, Tibet y la India con las caravanas de comercio a través de la ruta de la seda al Mediterráneo. Aquí se esparcieron a lo largo de la costa del Mar Negro a Grecia, los Balcanes y por supuesto los Cárpatos, incluyendo Hungría y Transilvania.

Nuestro concepto modernos del vampiro aun tiene similitudes, como la ingestión de sangre, el retorno de la muerte, el ataque a los humanos de noche, etc. con los mitos de Europa Oriental. Sin embargo, muchas cosas con las que nos familiarizamos; el uso de ropa de noche, capas con cuellos altos, etc. son invenciones mucho más recientes.

Por otro lado muchas características de los mitos antiguos como poner granos en el sitio del entierro para ocupar al vampiro en contar semillas toda la noche en lugar de atacar a familiares, han desaparecido de la literatura y el cine moderno.

Incluso entre los países de Europa Oriental hay una gran variedad de vampiros.

Vampiros Eslavos

El pueblo eslavo incluye a la mayoría de los europeos del este de Rusia a Bulgaria, Serbia a Polonia tienen el folklore y leyendas de vampiros más ricas del mundo. Los eslavos vinieron del norte del Mar Negro y estaban muy asociados con los Iraníes. Antes del siglo VIII dC migraron al norte y al oeste, a donde están ahora. La Cristianización empezó casi cuando llegaron a sus nuevas tierras. Pero a través del siglo IX y X la Iglesia Ortodoxa oriental y la Iglesia Católica Apostólica Romana luchaban entre ellas por la supremacía. Formalmente se separaron en el año 1054 dC, y los búlgaros, rusos y serbios quedaron como ortodoxos, mientras que los polacos, checos y croatas se hicieron católicos. Esta separación causó una gran diferencia en la cultura vampírica – la Iglesia Católica creía que los cuerpos que no se corrompían eran santos, mientras los ortodoxos creían que eran vampiros.

El origen de los mitos vampíricos eslavos se desarrolló en el siglo IX como resultado del conflicto entre el paganismo pre-cristiano y el cristianismo. El cristianismo venció, quedando los vampiros y otras creencias paganas sobreviviendo en el folklore.

Algunas causas para el vampirismo: nacer con una membrana sobre la cabeza, dientes, o cola, ser concebido en ciertos días, una muerte irregular, excomulgación, rituales funerarios mal hechos, etc. Algunas de las medidas preventivas: poner un crucifijo sobre el ataúd, o bloquear el mentón para prevenir que el cuerpo comiera la mortaja, clavar la ropa a las paredes del ataúd por los mismos motivos, poner ciertos granos o semillas en la tumba porque los vampiros tenían una fascinación con contar, o perforar el cuerpo con espinas o estacas.

Algunas pruebas de que un vampiro estaba rondando la vecindad: Muerte de ganado bovino, ovino, muerte de parientes, vecinos, cuerpos exhumados que estaban en un estado como de vida con crecimiento de las uñas o el pelo, o si el cuerpo estaba hinchado como un tambor, o si había sangre en la boca y el cuerpo tenía una complexión saludable.

Los vampiros podían ser destruidos con estacas, la decapitación (los Kashubs ponían la cabeza entre los pies), fuego, repitiendo el servicio funerario, agua bendita sobre la tumba o exorcismo.

Rumania

Rumania está rodeada por países eslavos, lo que hace que no sea sorprendente que sus vampiros son variantes del vampiro eslavo. Se los llama Strigoi, basado en el término romano strix para búho, que también pasó a significar demonio o bruja.

Hay diferentes tipos de Strigoi: los Strigoi Vii son brijas vivas que se volverán vampiros al morir. Pueden hacer que sus almas salgan de noche para encontrarse con otras brujas o con Strigoi Mort que son vampiros muertos. Los Strigoi Mort son los cuerpos reanimados que vuelven para beber la sangre de familiares, ganado y vecinos.

Una persona nacida con una membrana, una cola o fuera de matrimonio, o alguien que muriera de forma no natural, o muriera antes de ser bautizado, estaba condenado a volverse un vampiro. También lo estaba el séptimo hijo del mismo sexo en una familia, el hijo de una mujer embarazada que no comía sal o cuidada por un vampiro, o bruja. Y naturalmente, ser mordido por el vampiro, significaba la certera condenación a una existencia vampírica tras la muerte.

El Vircolac a quien a veces se menciona en el folklore estaba más cercanamente relacionado a un lobo mitológico que podía devorar el sol y la luna y luego fue conectado más con los hombres lobos que con los vampiros. La persona afectada de licantropía podía convertirse en perro, cerdo o lobo.

El vampiro usualmente recién era detectado cuando atacaba a su familia o ganado, o lanzaba cosas alrededor de la casa. Se creía que los vampiros, al igual que las brujas, eran muy activos durante la víspera del Día de San Jorge (22 de abril en el calendario Juliano, 4 de mayo en el Gregoriano), la noche en se suponía que todas las formas de mal circulaban al máximo. El día de San Jorge aun se celebra en Europa.

Se podía descubrir a un vampiro en su tumba buscando de agujeros en la tierra, un cadáver no descompuesto con una cara roja, o que tuviera un pie en la esquina del ataúd. A los vampiros vivos se los desenmascaraba distribuyendo ajo en la iglesia, y fijándose en quién no lo comía.

Se abrían frecuentemente las tumbas tres años después de la muerte de un niño, cinco después de la muerte de un joven o siete años después de la muerte de un adulto para descubrir el vampirismo.

Algunas medidas para prevenir que una persona se convirtiera en vampiro: quitar la membrana del recién nacido y destruirla antes de que el bebé pudiera comerse nada de ella, la preparación cuidadosa de los cuerpos muertos, incluyendo la prevención de que animales pasaran por arriba del cuerpo, poner una rama espinosa de rosa salvaje en la tumba, y poner ajo en las ventanas y frotarlo en el ganado, especialmente en los días de San Jorge y San Andrés.

Para destruir a un vampiro, se atravesaba el cuerpo con una estaca, y luego se lo decapitaba, para después ponerle ajo en la boca. En el siglo XIX la gente disparaba una bala a través del ataúd. En casos de resistencia, el cuerpo era descuartizado y se quemaban los pedazos, se los mezclaba con agua, y se los daba a los miembros de la familia como cura.

 

Los Gitanos y los vampiros

Incluso hoy en día, los gitanos aparecen frecuentemente en la literatura y cine vampírico, sin duda debido a la influencia del libro “Drácula” de Bram Stoker, en donde los gitanos Szgany servían a Drácula, transportaban sus cajas de tierra y lo cuidaban.

En realidad, los gitanos se originaron como tribus nómadas en el norte de India, pero obtuvieron su nombre de la antigua creencia de que venían de Egipto. Para el año 1000 dC comenzaron a esparcirse hacia el oeste y se establecieron en Turquía por un tiempo, incorporando muchas palabras turcas a su idioma Romany.

Para el siglo XIV estaban en los Balcanes, y dos siglos después ya se habían esparcido por toda Europa. Los gitanos llegaron a Rumania poco tiempo antes del nacimiento de Vlad Drácula en 1431.

Su religión es compleja y varía entre las tribus, pero tienen un dios llamado O Del, además del concepto de las fuerzas del Bien y el Mal y una fuerte relación y lealtad a los parientes muertos. Creían que el alma del muerto entraba en un mundo similar al nuestro, excepto que allí no hay muerte. El alma se quedaba cerca del cuerpo y a veces quería regresar. Los mitos gitanos de los muertos vivos se agregaron y enriquecieron la mitología vampírica de Hungría, Rumania y los países eslavos.

El antiguo hogar de los gitanos, la India, tuene muchas figuras vampíricas míticas. El Bhuta es el alma de un hombre que muere antes de su tiempo. Merodeaba animando cuerpos muertos de noche y atacaba a los vivos como un ghoul. En el norte de la India se podía encontrar al brahmaparusha, una criatura cuasi-vampírica con un cuerpo rodeado de intestinos y una calavera de la que bebía sangre.

El vampiro Indio más famoso es Kali que tenía colmillos, usaba un collar de cadáveres o calaveras y tenía cuatro brazos. Sus templos se hallaban cerca de los crematorios. Ella y la diosa Durga combatieron al demonio Raktabija que podía reproducirse a si mismo de cada gota de sangre derramada. Kali bebió toda su sangre para que nada se derramara, y así ganó la batalla y mató a Raktabija.

Sara o la Diosa Negra es la forma en que Kali sobrevivió entre los gitanos. Ellos creen que las tres Marías del Nuevo Testamento fueron a Francia y bautizaron a una gitana llamada Sara. Aun tienen una ceremonia cada 24 de Mayo en la aldea francesa donde se supone que esto sucedió. Un vampiro gitano se llamaba mullo (uno que murió). Se creía que este vampiro regresaba para hacer cosas maliciosas y /o beber la sangre de una persona (usualmente un pariente que había causado su muerte, o no había hecho bien la ceremonia funeraria, o que conservaba las posesiones del muerto en lugar de destruirlas como era apropiado.)

Las vampiras podían volver y tener una vida normal e incluso casarse, pero dejaban a sus esposos exhaustos. Se creía que cualquiera que tuviera apariencia horrible, le faltara un dedo, o tenía apéndices animales, etc. era vampiro. Incluso las plantas o los perros, los gatos o los animales de la granja podían convertirse en vampiros. Las calabazas o los melones que se mantenían demasiado en la casa comenzaban a moverse, hacer ruidos o a mostrar sangre.

Para librarse de un vampiro, la gente contrataba a un dhampiro (el hijo de un vampiro y su viuda) para que detectara al vampiro. Para alejar a los vampiros, los gitanos clavaban clavos de acero o hierro en el corazón del cadáver y ponían pedazos de acero en su boca, sobre los ojos y oídos y entre los dedos en el momento del entierro. También ponían madera espinosa en la media del cadáver o clavaban una estaca de madera espinosa a través de las piernas. Otras medidas eran clavar estacas en la tumba, dejar caer agua hirviendo sobre ella, decapitar al cadáver, o quemarlo.

A pesar de la disrupción de las vidas de los gitanos por los varios regímenes comunistas de Europa oriental, ellos retienen aun mucho de su cultura. En 1992 un nuevo rey de los gitanos fue elegido en Bistritz, Rumania.

 

Murciélagos

Es impensable una discusión de vampiros sin hablar de los murciélagos. Son integrales al concepto moderno del vampiro, pero este no siempre fue el caso.

Muchas culturas tienen varios mitos sobre los murciélagos. En América del Sur, Camazotz era un dios murciélago de las cuevas que vivía en la Casa del Murciélago en el Inframundo. En Europa, los murciélagos y los búhos fueron por mucho tiempo asociados a lo sobrenatural, en gran medida debido a que son criaturas nocturnas. Por otra parte, los gitanos los consideraban de buena suerte; usaban talismanes hechos de huesos de murciélago. En Inglaterra el blasón de Wakefield y algunos otros tienen murciélagos en ellos.

¿Entonces, cómo terminaron los murciélagos siendo asociados con los vampiros? Sólo hay tres especies de murciélagos vampiros en el mundo entero, todas ellas presentes en América central y América del Sur. Durante el siglo XI los conquistadores españoles entraron en contacto con ellos y reconocieron las similitudes entre los hábitos alimenticios de los murciélagos y los de sus míticos vampiros. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a asociar a los murciélagos con sus leyendas de vampiros. En los siguientes siglos, la asociación se hizo más fuerte y fue usada por mucha gente, por ejemplo James Malcolm Rhymer, autor de “Varney el Vampiro”, que escribió en la década de 1840. Stoker hizo que la relación entre vampiros y murciélagos quedara fija en la mente del público general.

La controversia del siglo XVIII sobre los vampiros

Hoy en día, todo el mundo está familiarizado con los vampiros, pero en Gran Bretaña se supo muy poco de vampiros antes del siglo XVIII. ¿Qué hizo que el vampiro llamara la atención del público? Durante el Siglo XVIII había un gran terror a los vampiros en Europa oriental. Incluso los gobernantes se dejaban llevar por la cacería y el estacazo.

Esta controversia fue directamente responsable por los mitos actuales de Inglaterra. De hecho, la palabra Vampiro recién llegó al idioma inglés en 1732 a través de una traducción inglesa de un reporte alemán del muy publicitado estacado del vampiro Arnold Paole en Serbia.

Los eruditos occidentales consideraron seriamente la existencia de vampiros por primera vez en lugar de sólo ignorarlos como superstición. Todo empezó con una epidemia de ataques vampíricos en Prusia Oriental en 1721 y en el Imperio Austro-Húngaro de 1725 a 1734.

Dos casos famosos fueron los de Peter Plogojowitz y Arnold Paole. Plogojowitz murió a la edad de 62, pero volvió un par de veces después de su muerte a pedirle comida a su hijo. Cuando el hizo se rehusó, se lo encontró muerto el siguiente día. Pronto Plogojowitz volvió y atacó a algunos vecinos que murieron de pérdida de sangre.

En el otro caso famoso, Arnold Paole, un ex-soldado que se había vuelto granjero y había sido atacado por un vampiro años atrás, murió mientras estaba apilando heno. Después de su muerte la gente comenzó a morir y se creyó por todos que Paole había vuelto para atacar a sus vecinos.

Estos dos incidentes estaban extremadamente bien documentados. Los agentes del gobierno examinaron los casos y a los cuerpos, escribieron reportes y se publicaron libros sobre el caso Paole y distribuidos por toda Europa. La controversia se mantuvo abierta por una generación. El problema empeoró cuando la gente del campo tuvo una epidemia de ataques vampíricos y se desenterraba cuerpos en todas partes.

Muchos eruditos decían que los vampiros no existían; atribuían los reportes a entierros prematuros o a la rabia que causa sed.

Sin embargo, Dom Augustine Calmet, un teólogo y erudito francés muy respetado redactó un tratado cuidadosamente pensado en 1746 que decía que los vampiros existían. Esto tuvo una influencia considerable en otros eruditos de la época.

Eventualmente, la Emperatriz austríaca Marie Theresa mandó a su médico personal a investigar. Él dijo que los vampiros no existían, y la Emperatriz creó leyes prohibiendo la apertura de tumbas y la profanación de cuerpos. Este fue el fin de la epidemia de vampiros.

Pero, para entonces, todo el mundo sabía sobre los vampiros y era sólo cuestión de tiempo antes de que los autores preservaran y moldearan al vampiro en algo nuevo y mucho más accesible al público general.

 

 

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