Los vampiros y el ajo    

.

¿Como se desarrollarían los hechos si al mítico succionador de sangre se le suministra la conocida planta?

¿ Es que se puede esperar alguna novedad del ajo, que ya era consumido en grandes cantidades por los constructores de las pirámides?

Los modos de empleo del ajo resultan muy reducidos: comer, oler, frotar y llevar consigo. A menudo, el ajo se llevaba en el bolsillo o en la solapa, y los pastores acostumbraban a frotar con ajos el cuello de las cabezas de ganado. Procedimientos distintos llevaban a la protección frente a lombrices, serpientes, zorros, lobos y otras bestias salvajes; en fin, contra cualquier mal. Un remedio omnipotente.

MALO PARA EL VAMPIRO, BUENO PARA EL CORAZÓN

Este tema fue tratado ya científicamente en la revista norteamericana  Trends in Biochemical Sciences, bajo el titulo El ajo: Una basa molecular de la supuesta acción repulsiva sobre los vampiros y otros efectos sobre el corazón y la sangre. Le siguió otro , escritor por C. Allais, en la revista francesa Recherche, que planteaba de nuevo la antigua pregunta: ¿por que a Drácula no le gustaba el ajo?

El desagradable olor que se produce al consumir la planta depende de un compuesto llamado alicina. Este no esta presente en los dientes del ajo; sino que se forma a partir de un precursor que se encuentra en estos con anterioridad. Una vez formada, la alicina se elimina por las vías respiratorias y lasa glándulas sudoríparas.

Sin embargo, no toda la alicina se elimina del organismo, sino que, en parte, se convierte en ajoneo, que es el nombre que recibe un factor que impide la formación de coágulos sanguíneos en los vasos. Este efecto inhibitorio sobre la agregación de las plaquetas lo sitúa entre los mas eficaces protectores cardiovasculares, en particular de la arteriosclerosis y el infarto de miocardio.

SANGRE Y AJO, UNA COMBINACIÓN NEFASTA

He aquí donde debiera entrar en juego la acción repulsiva del ajo en los succionadores de sangre. Sin embargo, al parecer les convendría mas chupar la sangre no coagulada, como lo hacen las sanguijuelas, que pueden considerarse como microvampiros  y que inyectan previamente a su victimaria sustancia anticoagulante, la hirudina. Para resolver la contradicción, tenemos que recordar que en esta horripilante situación toman parte un "dador" - la victima - y un supuesto "receptor", que desempeña el papel mas activo. Si la sangre del dador, que ya no es capaz de coagular, pasa al succionador, que se encuentra en estos momentos bajo la acción del anticoagulante natural -el ajo- la planta debería provocar en el vampiro, por sobredosificacion, una hemorragia incompatible con su existencia (no con su vida porque esta mas allá de ella).

Concluyendo : si, los vampiros tienen motivos para huir del ajo, pues puede producirles derrames sanguíneos fatales. Es un modelo de farmacología ficción que coincide con las modernas teorías sobre transfusiones.

 

 

AtraS