VAMPIRISMO COMPLETO

Implica las actividades necrofílicas y necrosádicas,  con la ingestión de sangre de los cadáveres. Periandro, tirano de Corinto, es un ejemplo histórico celebre. Otro ejemplo macabro es del sargento Leger, que en 1827 haber violado el cadáver de una niña de doce años y bebido su sangre. Son muy conocidos Jhon Haigh, "El vampiro de Londres", que antes de ser ejecutado en 1949 explicaba sus crímenes por el deseo irrefrenable de saciarse de sangre humana, y Friz Haarman, "El vampiro de Hannover", quien en 1960 asesino a 24 jóvenes, bebiendo a continuación su sangre.

VAMPIRISMO SIN INGESTIÓN DE SANGRE NI DE MATERIA MUERTA

Esta asociado a la necrofília pura y simple, que consiste en satisfacer el instinto sexual copulando con cadáveres, o bien contemplándolos o palpándolos.

VAMPIRISMO "SIN MUERTO"

Que engloba a gran cantidad de psicópatas contemporáneos, cuyo deseo de identificarse con el vampiro tiene que ver con las capacidades sobrenaturales de este: hacerse invisible, ser inmortal, negarse la muerte y disponer de libres idas y venidas de las tumba. se envidia al vampiro literario su posibilidad de llevar una vida llena de pasión, libre de las insípidas obligaciones de la rutina diaria.

Estos individuos , cuyo numero es difícil de estimar, forman en las grandes ciudades asociaciones tipo VIP (Vampire Interested People), donde intercambian la sangre produciéndose mutuamente lesiones cutáneas, o bien chupando vendas ensangrentadas que provienen de quirófanos y de centros de urgencias de hospitales.

A veces se contentan con actividades mas inocentes, como la condesa Misty de Nueva York, la cual, según cuenta R. Gully, colocaba cuchillas de afeitar en la superficie de sobres postales, pulverizándolos luego con pintura color rojo vivo. De este modo, las amenazadoras siluetas quedaban bien impresas sobre un fondo encarnado. Mandaba estas cartas a la agencia de informaciones vampiricas, cuyo director llego a tener verdadero temor de que la remitente apareciera por la sede.

AUTOVAMPIRISMO

Que incluye casos igualmente psicóticos, cuando la propia sangre, generalmente por motivos eróticos, se hace objeto de veneración. McCully relata el caso de un individuo que, con once años de edad aprendió a pincharse las arterias del cuello hasta llenar una taza entera con su sangre. También se cortaba las venas del antebrazo para chuparse la sangre, lo que hacia experimentar una fuerte excitación sexual. Al parecer en estos últimos tiempos, con la propagación del SIDA, estos métodos de abastecimientos se están haciendo mas populares entre los vampiros clínicos.