
Crag Shaw Gardner
| No
siempre abrían los ojos. Ese era un detalle que las películas
interpretaban erróneamente. Pero si abrían los ojos, había que
introducir la estaca bien y deprisa, antes de que pudieran chillar y
despertar a los demás. Las películas siempre simplificaban los problemas. Esa es una de las primeras cosas que aprendí, después de conocer a los vampiros. Vampiros reales, no sombras en una película, seres auténticos, parte de un mundo de polución, semáforos y tiendas abiertas toda la noche. Estaba a punto de escribir <<Carne y Sangre>> autentica. He tenido que contenerme. Los vampiros no son nada de eso. Los ojos de Verónica, o los ojos del ser que antaño había sido verónica, se abrieron bruscamente cuando la afilada madera en el espacio situado entre sus pechos. Ella era una vampira fuerte, yo siempre lo había sabido. Golpeé la estaca con el mazo de hierro. Introduciéndola por el esternón hasta el corazón antes de que ella resistiera. Antes de que ella pudiera recobrar su poder. No tuvo tiempo de chillar. Sus ojos reflejaron horror, su boca se abrió en un jadeo que mostró sus afiladisimos dientes. Y todo acabo. La madera atravesó el corazón. Verónica se estremeció un momento y quedo inmóvil. Saque el machete de la caja de herramientas y separe cabeza y cuerpo, de modo que verónica no pudiera volver a ser vampira. Como ultima medida llene la boca de ajos. Siempre es útil estar seguros en tales casos. Deposite el mazo, el machete y los ajos restantes en la caja de herramientas y cerré con fuerza la tapa. Regrese a la ventana por donde había entrado. Por entonces había echo lo mismo tantas veces que casi era una rutina. Pero no podía consentirme un nuevo descuido. Había sido descuidado una vez, y los vampiros estuvieron a punto de vencerme. Todavía estaba pagando ese error. Me habían enviado a verónica. Son muy listos. Casi me convertí en uno de ellos. Se enteraron de mi existencia gracias al primer fallo. Yo había mostrado piedad, y vacilé cuando lo correcto es matar. La noticia de mi misión se propago por su comunidad, difundida por la vampira a la que permití vivir una sola noche mas. A parir de entonces me conocían. Sabían cuales iban a ser mis sentimientos hacia Verónica, y que ella iba a introducirse en mi vida cuando yo mas la necesitaba. Me han oído hablar de películas. Así recuerdo a verónica, como si la hubiera conocido en una película. La vi por primera vez en un restaurante, avanzando bamboleante entre las mesas. Camino hacia mi igual que si Ingrid Bergman hubiera salido de <<Casablanca>>. Era después del anochecer, por supuesto. Prefiero lugares concurridos en cuanto anochece. La multitud, siempre había pensado yo, me protegía de ellos. Estaba cenando solo. Ella lucia un vestido negro, una prenda de sencillo corte que hacia fascinante su figura. Su largo cabello era castaño oscuro, y su cara estaba pálida bajo el. Me resulto imposible apartar la vista de ella. Primero me sedujo la carnosidad de sus labios, luego el ángulo de sus pómulos y finalmente el color de sus ojos. Los tenia verdes, verdes con motas azules. En cuanto vi comprendí que tenia que hablar con ella. Verónica me miro un momento y paso junto a mi. Experimente el primer instante de miedo. Habría echo cualquier cosa con tal de que ella no se alejara de mi vida. Pero ella volvió a mirarme, y no vio al camarero. La bandeja le golpeo el hombro. El camarero equilibro la bandeja con destreza pero verónica callo contra una silla. Yo estaba de pie ya cuando eso sucedía. Ella había recuperado la estabilidad cuando me acerque. Le pregunte si estaba bien. Verónica sonrío y contesto que si. -Si no fuera tan terca siempre. -Se echó a reír-. Tantas dificultades solo porque me he quedado sin cigarrillos. Le ofrecí uno de los míos. Ella lo acepto y me pregunto si me importaría que se sentara un momento. Creía haberse torcido un poco el tobillo. Si bien caminaba como Ingrid Bergman, fumaba como Bette Davis; con lentitud, aspirando profundamente mientras se contemplaba los dedos. Después alzo los ojos hacia mi y sonrío. Siempre sonreía con los labios cerrados. Verónica me explico que esperaba a cierta persona desde hacia horas. Un ex amante, supuse. Dijo que estaba nerviosa y que por eso fumaba mucho. Pasamos la noche hablando, y mas tarde la lleve a mi casa. ¡Como te engañan los sentidos cuando la mente no quiere ver! Verónica me pareció dulce, cordial y humana la primera vez que hicimos el amor. Tal era su poder, por supuesto. Tal era su propósito. Los vampiros auténticos alteran tu forma de pensar, y te ocultan su verdad, son personalidades frías. Si tu voluntad es bastante fuerte, a veces te das cuentas a pesar de todo. Yo lo comprendí demasiado tarde, y mientras tanto ella iba extrayendo mi sangre en secreto noche tras noche. Lo habían planeado bien, tentarme con la trampa de verónica. Ella y yo éramos inseparables entonces. A diferencia de sus otras hermanas nocturnas, le habían concedido una familia, una madre y una hermana, ambas humanas. O eso pensaba entonces. Ella me llevó a conocerlas, a la luz del día. Otro punto que las películas falsean. Aunque en el <<Drácula>> de Stoker no había error. A veces los vampiros fuertes pueden pasear a la luz del día. Yo era feliz entonces, hasta el día en que ella insistió en marcharse. Ese fue su fallo. Penso que ella dominaba la situación por completo. No bastaba que yo aceptara mis quejas sus insignificantes criticas. No, verónica tenia que coger su poder y retorcerlo, obligarme a serpear. Me dijo que yo era demasiado posesivo. Mis atenciones eran halagadoras pero ... Me di cuenta entonces de cuan fría era su cara. Siempre había sido fría, esa era la verdad, pero su poder me había impedido verlo. Siempre usan su poder para aplastar a las víctimas. Otro detalle que las películas no se han aferrado; los vampiros no solo tratan de robarte la sangre, sino también el alma. Pero verónica estaba muy segura de si misma, era demasiado voraz. Por fin mire su pálida y exangüe cara tal como realmente era, y note el filo natural de sus dientes. Tenia que cumplir mi deber otra vez. Igual que con Carolyn, Sandra, Karen y Sally, la primera que logro que yo me descuidara. Y tal vez tuviera que hacer lo mismo con la madre y la hermana de verónica. De nuevo trepe por la ventana, salte a la habitación y vi la cara de verónica, pacífica mientras dormía, pálida bajo su oscuro cabello. Su piel era totalmente blanca a la luz de la luna. Dormía desnuda en su cama. Sus espléndidos pechos subían y bajaban con la respiración y tarde un instante en situar la estaca sin tocar de momento la piel. La estaca y el mazo deben colocarse precisamente así. Hay que sercuidadoso en estos asuntos. Hay que golpear con fuerza y seguridad. Antes de que tengan tiempo de chillar. Y siempre hay que apuntar al corazón. |
FIN